en la poética, aristóteles aseguraba que era  trabajo del poeta, el pintor y todo aquel hacedor de imágenes, crear  ilusiones, situaciones semejantes a aquellas que vivimos pero que  participaran de un otro espacio de credibilidad. saber hacer estos  mundos otros tendría una doble finalidad enunciable hacia el aprendizaje  y el goce.
en el proceso artístico, el imitador utiliza la  materia de lo real para construir un simulacro de vida o una realidad  diferente, debiendo así en su elaboración mimética recrear el mundo  siguiendo "las cosas como eran o son, o como se dice y se supone que son, o como deben ser”(1460 b).  en esta sola afirmación el filósofo asentaría la libertad creadora en  su potencia total, irrefrenable –no sólo en reajuste de los motivos de  expulsión platónica de los artistas de su construcción de la república  ideal, sino que enunciaba con claridad las posibilidades del arte en  siglos y siglos por venir. 
  este aparentemente sencillo "a,b,c" del proceso artístico y sus caminos  vuelve a mi memoria cuando me enfrento a obras que 'genealógicamente'  (en su trazo a estos primeros escritos sobre el ser del arte en  occidente) me atrevería a llamar perfectas. afortunadamente, son pocas,  muy pocas las piezas con las que me sucede este impulso en rendición  total, pues bien se sabe que no es sencillo estar en presencia de esos  objetos que en su estar han logrado conjurar la integridad de nuestras  necesidades en ideales.
así me sucede con una pieza no muy conocida de rubens mano. tudo entre nós  es una bombilla en dos, o dos bombillas fusionadas, o una  fusión-en-bombilla o la suma de ellas como potencia luminosa. esto en  apariencia, en el estado primigenio y equivocado del entendimiento de la  mímesis como mera imitación. pues en realidad tudo entre nós es  un encuentro imaginado en soledad, o una confesión anticipada, o  simplemente un ejercicio mimético en el más puro sentir aristotélico.
si  el arte tiene esa habilidad y pertinencia de representar 'las cosas  como eran o son', esta(s) bombilla(s) anidan en extensión ambas  posibilidades. el tiempo que las hace existir es el tiempo de la  unicidad sobre lo ordinario. un objeto esencialmente fragil y sí, pleno  de magia en la expresividad completa de su 'ser luminaria', deshace su  pasado en tanto objeto de íntegra funcionalidad para fundir sus bordes  sin fracturas. así, el objeto-en-obra creado por rubens mano pasa sobre el  decir de aquello que eran las cosas, y sobre aquello que se supondría  que son para llegar a la propuesta más interesante de la aseveración  aristotélica: hacer del arte una oportunidad por reinventar las cosas  como debieran ser.
sobre un tiempo enamorado urgiría decir que  las bombillas cómplices de mano encierran la perseguida plenitud de la  existencia compartida cuando los filamentos aún independientes  comparten una misma coraza tan fragil como se asume el vidrio  milimétrico. sin tocarse, iluminan la poesía en suma de su tiempo  energético. de querer separarse perderían ambas su posibilidad de  existencia en la rendición del soporte común. si hablaramos entonces de  la existencia en pareja y de las recomendaciones aristotélicas, esta  obra devela con genuina claridad el proceso del arte como experiencia y  potencial renaciente sobre lo cotidiano y asumido, sobre lo previsible y  dado. es una obra que se atreve a enunciar la factura de un secreto.
atrevimiento  no poco arriesgado, ha sido siempre motivo de honroso asombro saber de  la existencia de una obra así conociendo al hombre que la ha creado.  perfecta en su sinceridad y entrega, vencida de antemano sobre la  conciencia de su propia fragilidad, anticipando incluso el desenlace  irreversible del quiebre como último referente, tudo entre nós me  confirma toda una serie de supuestos esperanzados, aun algunos  inenunciados, por creer en la experiencia del mundo y sus muchos estados  de riesgo como estancia compartible y en ello luminosa.

 
 
