24 de febrero de 2010

¿cómo se hará uno escritor? o relato sobre el buen ejemplo

hace algunas semanas leí una noticia que me llenó de envidia, sí, aunque esté mal declarar sentimiento tan vergonzoso así abiertamente; más cuando la envidia la causa un ser que nos es completamente extraño, pues, muy probablemente la envidia que nos carcome a distancia es infundada. a pesar de lo anterior y mis reservas, la historia es la de un español, más o menos joven, que quería escribir, y supongo, como muchos de los que intentamos estar en eso, no tenía manera ni forma de hacerse publicar en papel. así que decidió arrancar un blog y promocionarlo en otros de los más leídos en españa. en éste, su blog, iría escribiendo el solo.

empezó, supongo, con un par de lectores… –y la historia es corta– terminó siendo uno de los blogs más visitados en todo el país. ¿qué fue lo que hizo? simple y brillante, empezó a escribir su novela por entregas. (ignoramos si tenía ya la novela escrita sin quien la publicara y sólo la fue subdividiendo en entregas electrónicas, o si literalmente la fue haciendo en entregas. si esto cambia en algo para ti también la sinceridad del proceso. –una vez más, pura envidia–)

la historia completa del éxito facil, ahora publicada en un diario internacional, explica que en no muchos meses su audiencia creció a tal grado y su novela racionada tuvo tanto éxito que una editorial de renombre ofreció publicarla en papel. cuando leí la nota estaba a unos días de lanzarse a las principales librerías españolas; claro, con miras próximas a la venta internacional. (yo si la veo, no la voy a comprar; la envidia me lo impediría, por supuesto.)

y así, sin necesidad de pedir innumerables becas, tocar puertas y atosigar conocidos con sano juicio y mejor gusto sobre la calidad del material que viene uno acumulando con la idea de que en el proceso –sin duda– se está forjando como escritor; y que es cosa de tiempo solamente en que el asunto llegue a la portada avalada, que este españolito bastante joven (creo que unos 5 años mayor que yo) logró hacer leer su novela por los lectors adecuados y muchos muchos otros, hasta conseguir su publicación y con ello, el anhelado designio de ser reconocido ‘escritor’.

unas semanas antes de envidiar esta realto biográfico del otro, había yo empezado un blog, chiquito y absolutamente personal, donde vengo tratando desde entonces los asuntos que, sobre la memoria, explican mis olvidos. hace unos días que empecé a transformar eso en mi segunda novela (la primera no ha salido a la luz pues no ha encontrado cierre, ni creo que lo encuentre en esta etapa, será después… ya que logre publicar este bolg.) de tal forma ha sido que llevo saboreando el ansia golosa de la espera, de la pasión por entregas; el exquisito sabor de la dilación… ‘la novela por entregas’ ¡ah, que maravilla de formato decimonónico en el más puro deleite romántico! es la entrega en pausas, es la necesidad conformada, es la reafirmante compensación al tiempo y la paciencia obligada. es hacer que tu público espere, y en la espera se deleite con el qué pasará… de tal manera que en este arrebatado e íntimo proceso en el que me encuentro (íntimo pues no he hecho público mi blog salvo a dos o tres personas que, creo, lo leen poco) pero volviendo, en este proceso delicioso que estoy experimentando, encuentro que el gran logro del español no fue publicar al final y de golpe todo ese trabajo de semanas y meses para entrar a las cotizadas filas de los autores publicados; no. su gran aportación a la lectura contemporánea fue rescatar la novela por entregas y al hacerlo, vencer la volatilidad de su propio medio. la red y su inmediatez dejó de ser, en el transcurso de su propio proceso creativo y del armado narrativo de sus lectores, un mero encuentro sin restricciones; voracidad mal habida como lo es. obscena, como es. el españolito con su novela por entregas, venció la inmaterial temporalidad del medio electrónico en pausas con letras. letras que volvieron a tomar su peso ‘real’ (por considerar así su peso en papel, confieso sin vergüenza conservadora) en una pantalla, por el poder del tiempo que espera quien espera por tus ideas.

el españolito triunfó. y no. no debía de haber publicado. pues es muy probable que el éxito de su novela, la primeria, fuera –sobretodo– el control autoral sobre su temporalidad; el deseo puesto en marcha. pues una vez que se le entrega a uno en papel y todo de golpe, la cosa cambia, se pierde el control; y no porque el otro –en este caso el lector– gane el control que uno pierde como autor; no, el control del tiempo de entrega y seducción se pierde porque ya no importa. ya no es un acto entre pares de seducción entregada y a merced, leer la novela del españolito en papel; es una decisión unilateral por conveniencia, caprichos y horario, nada más.

¿y yo? yo quiero aun la incertidumbre de las entregas. generar necesidad.

yo sigo escribiendo, queriendo ser escritora, queriendo que algun día, me lean así, más de dos o tres, con esa ansia por encontrar una nueva entrada en mi blog. en mi ‘privadísimo’ blog. donde lo privado no responde a otra cosa que al miedo profundo. miedo a no vencer lo intrascendente de los millones que escriben sus ideas fantasiosas en un blog esquemáticamente personalizado que pocos leen y muy por encima cuando les sobran algunos minutos, nunca esperando el tiempo.

es sencillo, yo, como al principio el españolito, quiero hacer esperar al tiempo.


marcela quiroz / tijuana / 1974

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