a la salida del lado-gringo-del-lado-mexicano (porque en la garita de san isidro (o ysidro), como en toda frontera compleja como ésta de tijuana y san diego, que es la más transitada del mundo, hay cinco lados, no dos como se creería: está el lado mexicanoamericano por donde cruzas y se supone que estás en méxico pero ya todos los letreros –y la seguridad- son en inglés, el americanomexicano-del lado derecho- donde ya cruzaste pero todo sigue siendo en español, el americanomexicano–del lado izquierdo-donde quieres suponer que ya estás en méxico pero el dutyfree te recuerda lo contrario, lo mismo el letrero al final de las rampas y el larguísimo pasillo-puente en el que dice que hasta ahí todo lo que hiciste y dijiste durante tu caminata de 5 o 10 minutos –dependiendo de tu velocidad y prisa- quedó grabado por las autoridades estadounidense, el mexicanomexicano por donde regresas y te venden tamales y esquites a la salida de la reja –antes de la entrada del primer mcdonalds del país por este lado, y por último, el lado americanoamericano que, curiosamente, parece que sobrevuela e intimida a todos los anteriores). el caso es que a la salida del lado-gringo-del-lado-mexicano, se cruzan clandestinamente o más bien, se “acomodan estratégicamente” los que de tj asd van a regresar por la noche con los boletos del trolley “all day tripper” de los que de sd a tj terminan de usar cuando regresan de trabajar y/o gastar el salario, a diario.
el intercambio es por demás interesante, y no por el ingenio del intercambio como moneda simbólica reciclable de utilidad práctica inmediata, sino por el silencio. todos se sobreentienden, aún cuando vengas cruzando por segunda vez apenas, entiendes instintivamente lo que tienes que hacer con el boleto que traes en la mano o en la bolsa o en la chamarra. es un asunto silencioso y se respira sobretodo, es claramente complicidad. me atrevería incluso a llamarlo, aún en estas épocas cansadas del optimismo: solidaridad. es interesante (y si estás emotivamente inestable, es hasta conmovedor) ver cómo sólo en ese momento, todos los mexicanosmexicanos que cruzamos por ahí, dejamos de pretender la posibilidad mexicanaamericana o americanamexicana, o lo que se pueda, para ya a esas horas, todos cansados y con ganas de llegar a hablar sólo en español, asumir en silencio eso: que a pesar de toda pretensión bien o mal lograda durante el día, somos finalmente mexicanosmexicanos y que lo que se pueda hacer en esos 5 segundos de intercambio para ayudar al de junto, se hará en silencio, pasándole, aún frente a las cámaras escondidas de las esquinas, el “all day tripper” del trolley.
ahí entra lo de la diferencia entre el “members only” y en “only member”; se hace evidente a la vez que se hace reversible en ese preciso acto. como contexto para quien no lo haya ya adivinado, el “only member” es la versión pirata en chamarra de poliester para caballero del orginial “members only” original de los años setentas que el suburban way of life gringo puso de moda en esa década y en las que venían (es muy común encontrar las members only en tiendas de provincia hoy día, y el hecho de haberme topado con la factura pirata sólo confirma el extraño éxito de chamarra tan intrascendente) que por supuesto, más de uno en el trolley la maneja. esta vez leía “only member” y claro, la traía un migrante, y esa realidad inconscientemente portada dejo en claro entonces que traer la etiqueta equivocada que te consigna como outsider o “allien” (como dan en llamarnos en la frontera), irrevocablemente y con todas sus consecuencias, era capaz de verse subvertida del sentido de la exclusión en el acto del intercambio clandestino y silencioso del boleto al bajar del trolley, para incorporarte a la comunidad autogenerada en ese pequeño espacio perfectamente identificado en el que se paran los que van y casi no se detienen los que vienen. así que los muchos only member(s) se transforman –realmente sin mucho esfuerzo ni planeación– en members only de la comunidad de trueque y reciclaje –transitoria pero recurrente– en un “no lugar” por excelencia como los son los pasillos entre fronteras y lados, donde, aparentemente, según los sociólogos y otros, sería casi imposible generar. aquí se logra diario después de las 6 de la tarde más o menos.
marcela quiroz luna / df-tijuana
mayo 2004
24 de febrero de 2010
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